Escribo esta carta como respuesta a las mentiras que últimamente algunas personas están vertiendo en la opinión pública de mi pueblo, Aldea del Rey.
Lo primero que tengo que decir es que no sé a quien he de dirigirme ya que no sé si es una, dos o tres personas las que han vertido tales infundios en periódicos y radios. No han tenido el suficiente arrojo ni hombría a firmar personalmente dichas ignominias y se han escondido detrás de unas siglas políticas(a las cuales le hacen flaco favor) para decir todo esto.
Habláis de falta de sensibilidad hacia los discapacitados, ¿sabéis lo que decís?, tan solo las familias que tienen o han tenido discapacitados pueden hablar de ello.
Por suerte para nosotros (hablo de mis dos hermanos, uno el alcalde como muy bien sabéis) fuimos afortunados al tener a dos en nuestra familia, hablo de nuestros tíos Secundino y Felicidad (hermanos de nuestra madre).
Como vuestro tramoyista ha dicho en más de una ocasión “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”; por supuesto que no soy ninguno de ellos, pero quiero recordaros la verdad, esa que vosotros os atrevéis a vilipendiar y ocultar obedeciendo a no sé qué oscuros intereses.
Tal y como os he dicho anteriormente, mi madre tenía dos hermanos sordomudos y con problemas de visión, además de una madurez intelectual de un niño de siete años (discapacitados, ¿no?). Al vivir con mis padres, crecimos con ellos siendo para nosotros a la vez amigos, padres, hermanos… Poseedores de una ternura infinita (como pueden atestiguar todos los que los conocieron), fueron una bendición en nuestras vidas. A su lado crecimos y nos vieron luchar por nuestro futuro, aunque por desgracia no pudieron disfrutar mucho.
Cuando nuestra madre murió nos hicimos cargo de ellos (mi hermano Miguel era su tutor legal) ya que lo lógico para nosotros es que si a ti te han cuidado y querido de pequeño, tú debes de hacer lo mismo con tus mayores y aunque no eran nuestros padres teníamos un compromiso moral con ellos (tal vez esto no lo entendáis y a lo mejor no habéis obrado así, pero para nosotros era un placer poder hacerlo sabiendo que al final nuestros seres queridos han estado arropados de nuestro cariño y han muerto donde querían).
Con ellos vivimos muy buenos momentos: las bodas de mis hermanos, los cumpleaños familiares, los nacimientos de mis sobrinos, sus bautizos, etc., etc. Tan solo recordaba las buenas cosas que habíamos compartido todos juntos, esas que quedan en tu recuerdo por ser buenos momentos, pero todo esto que está sucediendo actualmente me ha hecho recordar otras no tan gratas y que me han empujado a escribir estas líneas.
Tal vez no lo entendáis pero habéis conseguido que esos amargos recuerdos que tenía guardados en el fondo de mi ser, han vuelto a aflorar a la superficie, gracias a vosotros mi corazón de nuevo se encoge de dolor al recordar los momentos más tristes de mi vida: la muerte de mis seres más queridos.
¿Sabéis lo que se siente al ir a dar de merendar a tu tía y que veas que acaba de tener un ataque al corazón, que aún está caliente, con los dedos de la mano y los labios morados? NO, ¿VERDAD?. No sabes qué hacer en ese momento, intentas despertarla, empiezas a llorar, en intentar pensar en algo que hacer, te sientes bloqueado e impotente, intentas llamar al médico, a tus familiares...cuando ellos llegan ya no se puede hacer nada y el doctor tan sólo puede certificar su muerte.
¿Sabéis lo que se siente cuando estas delante de tu tío, esperando su última noche (después de una larga enfermedad en la que en ningún momento estuvo solo, ni en el hospital, ni en la radioterapia que por aquel entonces se daba en Toledo) y ves que no puedes hacer nada por él salvo verlo morir en paz en su cama (donde el quería) y rodeado de sus seres más queridos? NO,¿VERDAD?. Una vez que ha llegado el momento rompes a llorar, sientes una inmensa tristeza y no eres capaz siquiera de ayudar a tus familiares a, una vez amortajado, meterlo en la caja fúnebre. Esa imagen permanecerá imborrable en mi recuerdo para toda la vida, y aunque parecía ya olvidada, vosotros os habéis encargado de recordármela.
Una vez leído esto ¿creéis que mis hermanos y yo somos insensibles a los discapacitados tal y como dijo el portavoz de vuestro partido en una nota de prensa? Creo que NO.
Las trayectorias de las personas se ven por las obras que han hecho en la vida, cuidar de nuestros tíos discapacitados, entre otras cosas, habla de nuestra trayectoria. ¿Que obras habéis hecho vosotros? ¿Pedir una plaza de aparcamiento en la plaza de un pueblo de 2000 habitantes?. Vosotros sois los que utilizáis al colectivo de discapacitados en vuestro provecho político sin importaros lo mas mínimo el dañar la sensibilidad de las personas. Es por esto que creo que no podéis darnos lecciones de moral y que jugar con los sentimientos de las personas no debe de ser práctica de nadie, ni siquiera en política.
Esta es la primera y espero que la última carta que escribo pero si pensáis seguir escribiendo de este tema tan solo os pido una cosa: que tengáis la suficiente gallardía y hombría como para firmar el artículo de forma personal (como yo he hecho) y no escudaros en las siglas de un partido político. Así sabremos todos quién es la persona que escribe y qué es lo que ha hecho en la vida.
Fdo. José Luis Morales Molina
Lo primero que tengo que decir es que no sé a quien he de dirigirme ya que no sé si es una, dos o tres personas las que han vertido tales infundios en periódicos y radios. No han tenido el suficiente arrojo ni hombría a firmar personalmente dichas ignominias y se han escondido detrás de unas siglas políticas(a las cuales le hacen flaco favor) para decir todo esto.
Habláis de falta de sensibilidad hacia los discapacitados, ¿sabéis lo que decís?, tan solo las familias que tienen o han tenido discapacitados pueden hablar de ello.
Por suerte para nosotros (hablo de mis dos hermanos, uno el alcalde como muy bien sabéis) fuimos afortunados al tener a dos en nuestra familia, hablo de nuestros tíos Secundino y Felicidad (hermanos de nuestra madre).
Como vuestro tramoyista ha dicho en más de una ocasión “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”; por supuesto que no soy ninguno de ellos, pero quiero recordaros la verdad, esa que vosotros os atrevéis a vilipendiar y ocultar obedeciendo a no sé qué oscuros intereses.
Tal y como os he dicho anteriormente, mi madre tenía dos hermanos sordomudos y con problemas de visión, además de una madurez intelectual de un niño de siete años (discapacitados, ¿no?). Al vivir con mis padres, crecimos con ellos siendo para nosotros a la vez amigos, padres, hermanos… Poseedores de una ternura infinita (como pueden atestiguar todos los que los conocieron), fueron una bendición en nuestras vidas. A su lado crecimos y nos vieron luchar por nuestro futuro, aunque por desgracia no pudieron disfrutar mucho.
Cuando nuestra madre murió nos hicimos cargo de ellos (mi hermano Miguel era su tutor legal) ya que lo lógico para nosotros es que si a ti te han cuidado y querido de pequeño, tú debes de hacer lo mismo con tus mayores y aunque no eran nuestros padres teníamos un compromiso moral con ellos (tal vez esto no lo entendáis y a lo mejor no habéis obrado así, pero para nosotros era un placer poder hacerlo sabiendo que al final nuestros seres queridos han estado arropados de nuestro cariño y han muerto donde querían).
Con ellos vivimos muy buenos momentos: las bodas de mis hermanos, los cumpleaños familiares, los nacimientos de mis sobrinos, sus bautizos, etc., etc. Tan solo recordaba las buenas cosas que habíamos compartido todos juntos, esas que quedan en tu recuerdo por ser buenos momentos, pero todo esto que está sucediendo actualmente me ha hecho recordar otras no tan gratas y que me han empujado a escribir estas líneas.
Tal vez no lo entendáis pero habéis conseguido que esos amargos recuerdos que tenía guardados en el fondo de mi ser, han vuelto a aflorar a la superficie, gracias a vosotros mi corazón de nuevo se encoge de dolor al recordar los momentos más tristes de mi vida: la muerte de mis seres más queridos.
¿Sabéis lo que se siente al ir a dar de merendar a tu tía y que veas que acaba de tener un ataque al corazón, que aún está caliente, con los dedos de la mano y los labios morados? NO, ¿VERDAD?. No sabes qué hacer en ese momento, intentas despertarla, empiezas a llorar, en intentar pensar en algo que hacer, te sientes bloqueado e impotente, intentas llamar al médico, a tus familiares...cuando ellos llegan ya no se puede hacer nada y el doctor tan sólo puede certificar su muerte.
¿Sabéis lo que se siente cuando estas delante de tu tío, esperando su última noche (después de una larga enfermedad en la que en ningún momento estuvo solo, ni en el hospital, ni en la radioterapia que por aquel entonces se daba en Toledo) y ves que no puedes hacer nada por él salvo verlo morir en paz en su cama (donde el quería) y rodeado de sus seres más queridos? NO,¿VERDAD?. Una vez que ha llegado el momento rompes a llorar, sientes una inmensa tristeza y no eres capaz siquiera de ayudar a tus familiares a, una vez amortajado, meterlo en la caja fúnebre. Esa imagen permanecerá imborrable en mi recuerdo para toda la vida, y aunque parecía ya olvidada, vosotros os habéis encargado de recordármela.
Una vez leído esto ¿creéis que mis hermanos y yo somos insensibles a los discapacitados tal y como dijo el portavoz de vuestro partido en una nota de prensa? Creo que NO.
Las trayectorias de las personas se ven por las obras que han hecho en la vida, cuidar de nuestros tíos discapacitados, entre otras cosas, habla de nuestra trayectoria. ¿Que obras habéis hecho vosotros? ¿Pedir una plaza de aparcamiento en la plaza de un pueblo de 2000 habitantes?. Vosotros sois los que utilizáis al colectivo de discapacitados en vuestro provecho político sin importaros lo mas mínimo el dañar la sensibilidad de las personas. Es por esto que creo que no podéis darnos lecciones de moral y que jugar con los sentimientos de las personas no debe de ser práctica de nadie, ni siquiera en política.
Esta es la primera y espero que la última carta que escribo pero si pensáis seguir escribiendo de este tema tan solo os pido una cosa: que tengáis la suficiente gallardía y hombría como para firmar el artículo de forma personal (como yo he hecho) y no escudaros en las siglas de un partido político. Así sabremos todos quién es la persona que escribe y qué es lo que ha hecho en la vida.
Fdo. José Luis Morales Molina