Aquí os dejamos la esperada entrevista a "El Jardinero de las Nubes", las primeras 9 preguntas fueron enviadas por "Aldeano Real" y el resto han sido enviadas por otras personas, a través de los comentarios y también alguna que hemos incluido nosotros. Espero que os guste y aprovechamos para agradecer de nuevo a "El Jardinero" su colaboración con nosotros y la rapidez con que ha completado el cuestionario.
1.-¿Por que eligió ese pseudónimo?
Es el título de la primera novela larga que escribí, de más de quinientas páginas. Es de carácter autobiográfico, y yace ignorada y amarillenta en algún cajón de Aldea. Si algún día me decido a divulgarla, la titularé: “Un otoño en la vida del jardinero de las nubes”.
En esencia, este pseudónimo proviene de una incapacidad y de una pérdida.
Incapacidad para relacionarme con la gente. Soy muy torpe en el lenguaje hablado. Recuerdo que me cercioré de esta incapacidad de forma rotunda cuando tenía trece años, en el transcurso de una fiesta a la que acudieron familiares y conocidos, muchos de los cuales integran hoy las filas de mis lectores. Gran parte de los que allí había, veían mi mutismo como si de lepra se tratara. Me daban de lado y actuaban como si fuese una sombra transparente. Hasta que me cansé, y busqué consuelo durante horas en la soledad de los campos. Y fue allí donde me hice compañero de mí mismo.
Y pérdida…, pérdida que me hizo mirar de forma casi permanente a los cielos, con la esperanza de recobrar lo que me había sido arrebatado. Las nubes, la espera y la soledad cuajaron en mi alma. Y Dios actuó de intermediario de lo que había perdido. Entre nube y nube, agoté mis lágrimas, me hice mayor y me di cuenta de que el cielo se encerró en mi corazón… Y allá será encontrada mi pérdida irreparable.
Las nubes ocultan recuerdos y situaciones, pero siempre hay algo detrás de ellas.
2.-¿De dónde o cómo ha obtenido la "imagen" que pone en sus escritos?
Una vez en el foro, casi de refilón, me referí al arte de Feliciano Moya. Tres cuadros suyos me han acompañado durante más de treinta años, y han servido de caricia a mis soledades.
Entonces, un buen día, recibí un correo de Feliciano, y allí comenzó nuestra amistad, aunque no sabe quién soy. Alguien propuso en el foro la idea de un cuadro inspirado en mí, y Feliciano la ejecutó de un modo personal y admirable… Una mano que sostiene tres flores. Algunos han querido ver la rosa del socialismo, pero yo sólo veo la Trinidad y amor a Aldea, a la escritura y a la soledad de las nubes.
Feliciano me envió a mi correo la foto del cuadro; y es la que utilizo en mis intervenciones. Sé que corre el rumor de que Feliciano me conoce, le preguntan continuamente en sus clases, y quiero aclarar que lo único que conoce de mí son mis palabras.
3.-¿Qué edad tiene?
Los psicólogos que me trataron de niño, por mis dificultades para relacionarme con la gente, dijeron que yo había madurado a una velocidad vertiginosa. Yo pienso que me quedé anclado en los trece años. No creo que valga ahora más de lo que valía entonces. Es más: le debo mucha gratitud y admiración a aquel muchacho de trece años que huyó de la gente para internarse en los campos. Entonces la soledad era dolorosa, por causa de querer abrirme paso en el mundo. Al no lograr esto último, la soledad se hizo mi amante, los años pasaron y me quedé en lo que soy en esencia.
Lo cierto y verdad es que me atribuyen en muchos sitios una edad avanzada, pero ¿no hay un pasaje en la Biblia donde se dice: “Por la sabiduría alcanzaré gloria entre la gente y honor ante los ancianos, aunque sea joven (Sab 8, 10)”?
Que cada cual saque sus propias conclusiones.
4.-¿Vive habitualmente en Aldea del Rey? Y si no es así, ¿con qué frecuencia la visita?
Cuando no se está en Aldea, da igual vivir cerca o lejos: la ausencia de Aldea, de sus cielos y sus paisajes, pesa en el alma; y la separación temporal es siempre más dolorosa que la geográfica. Con el pensamiento estoy a diario en Aldea. Ningún día de mi vida consciente he dejado de pensar en Aldea…, ni en el objeto de mi pérdida.
A menudo, la brisa de Aldea llena mis pulmones. Pero no se me ve fácilmente. Huyo de las multitudes y de los lugares comunes... Huyo de las gentes que aprecio.
5.-La curiosidad es algo muy unido al hombre. ¿Nos podría desvelar su nombre, o al menos dar pistas para poder conocerlo?
En la archiconocida tragedia de William Shakespeare, “Romeo y Julieta”, Julieta afirmaba en su balcón de Verona que si la rosa tuviera otro nombre, no por ello dejaría de impartir su perfume.
Mi nombre no vale nada, mi persona tampoco… Si me corresponde algún mérito, no es a mi nombre, sino al nombre de Dios.
Pero sí…, el muchacho de trece años tenía un nombre. Si entonces no se le preguntaron, ni a nadie le importaba, ¿por qué ahora tendría que ser importante? Fui un rebelde apacible, pero un rebelde después de todo. Lo fui, y lo sigo siendo. Dios es el único que gobierna mi alma, mi mente y mis actos.
Yo no busco la gloria ni el reconocimiento de mi nombre; sólo busco servir a Dios dentro de mis capacidades e incapacidades... La única gloria que hubiera deseado en este mundo, ya la perdí.
6.-Es muy probable que los actos de inauguración de la Semana Santa del Campo de Calatrava del año próximo se celebren en nuestro pueblo. ¿Aceptaría ser el "pregonero" si la Junta Directiva de la Hermandad se lo propone?
Una vez, cuando en cierto lugar se apercibieron de mis dotes literarias, me encargaron pronunciar un discurso ante un auditorio numeroso. ¡Menos mal que lo llevaba escrito, porque si no marro de lo lindo! La ovación fue tan clamorosa y sostenida, que temblaron las paredes del recinto, y, por ende, las de mi corazón. Algunos me pidieron copia del discurso, y oía cómo en corrillos comentaban mi actuación de forma laudatoria. Cuando volvía solo a casa, bajo la presión del nudo de la corbata, contemplé en lo alto una luna soberbia, y fui feliz… Sentí el aplauso de los cielos la primera vez que los frutos de mi soledad conmovieron el corazón de gentes desconocidas.
Estuve toda esa noche sin dormir. Si hubiera de pronunciar un pregón ante las gentes que conocí en la distancia, las gentes de mi pueblo, estoy seguro de que no podría dormir en un mes por la emoción desatada en mi alma.
Curiosamente, la historia se ha repetido recientemente. Alguien del pueblo me escribió al correo pidiéndome un escrito para leerlo en un acto de homenaje a unas monjitas. Una maravillosa niña aldeana me hizo el honor de leerlo, y parece ser que gustó mucho. Mi gratitud a la niña y a su madre.
Sería un honor para mí lo del pregón, con toda humildad lo digo. Pero no lo merezco…, ni me es posible aceptarlo por cuestiones de anonimato.
Aparte de eso, en Aldea siempre se vivirá muy bien sin “jardineros nubosos” (sic).
7.-¿La literatura es su profesión o una gran afición?
Con frecuencia me he preguntado qué es la literatura para mí. He aquí algunas de las respuestas a que he llegado:
Las lágrimas vertidas que no hallaron quien las enjugara.
Los abrazos que quise dar y me fueron negados.
La ausencia de mi pérdida.
Las tardes de sábado mirando por la ventana, sintiendo el aroma de la colada, y viendo cómo las pandillas de chicos jóvenes acudían a divertirse y tal vez a amarse de forma puntual.
El mundo y las sensaciones que llenaron las palabras.
El frío de las estancias de invierno, y el sudor que en verano se mezclaba con la tinta de los bolígrafos.
El agua que sonríe en la fuente.
El aire lustral del amanecer.
¿Qué es la literatura para mí?... Es mi soledad… Acaso la vida toda.
Dios es mi amor y mi literatura.
¿Y aún se puede responder si se trata de una profesión o una gran afición?
Yo diría: un gran sentimiento.
8.-¿Tiene algún tipo de formación literaria o la "vida" es su profesora?
A mí nadie me enseñó a respirar, y sin embargo respiro. Nunca atendí a ninguna formación ajena a mi sentimiento. ¿Acaso no le llaman a esto “aprendizaje vicario”?
En este ejercicio sólo me rodearon los muros de las habitaciones solitarias o las extensas murallas del horizonte. Hubo lápices cuyas minas se gastaron; hubo libros con guardas y márgenes emborronados; hubo diccionarios estudiados de forma compulsiva; viejas revistas del corazón que me acercaron la realidad de gentes lejanas y desconocidas; libros de ensayo que me hicieron entender a los que antaño no entendía; libros de literatura que me permitieron dar forma escrita al sentimiento y a la imaginación… Y un libro, la Biblia, que me abrió las puertas del Cielo… y del amor.
¿Y aún hay gente que se matricula en cursos para aprender a escribir?
9.-¿Tiene familia (esposa, hijos) y que piensan ellos de su literatura?
La familia… Ausencia del mundo, ausencia de la familia. Oídos cerrados cuando yo no entendía nada de lo que pasaba por mi mente. Acaso amor y deseo de que volviera al camino del que parecía haberme desviado. Un libro donde guardaba las flores que encontraba en los campos (alguien lo sabía, y casi me cuesta el anonimato). Una fotografía de una comunión en blanco y negro que no conocí. Familia. Fotografías en las que debía haber aparecido…, y no aparecí. Frío de la piedra sobre mis labios, piedra con sombra de ciprés
Familia: el bien que no falta aun en la casa del más infeliz, la luz de la Nochebuena, el calor de la Navidad. Abrazar a los árboles porque la familia estaba cerca, pero a años luz de mi presencia.
Dios bendiga a la familia que me queda y a la que desapareció, a las flores que se sembraron en el jardín de los cielos.
Alguien de mi familia lloró de emoción cuando lo sembrado entre lágrimas rindió frutos de gloria y alegría. Alguien lloró por lo que fui y muchos no entendieron. Y entonces, dichoso de mí, logré abrazar otra cosa que no fuera el tronco de un árbol.
La familia no es culpable de los actos de su vástago indigno.
10.-¿Por qué motivo no quiere desvelar su identidad?
Hay varios motivos que me llevan a resguardar celosamente mi intimidad:
Primeramente, soy una persona extremadamente tímida, hasta el punto de dar una falsa impresión de misantropía. No me supone ningún esfuerzo hablar con la gente y soy hasta muy simpático y cariñoso; el problema es que me cuesta horrores “empezar” a relacionarme con la gente. Una vez superada la barrera inicial, soy imparable. Muchos de mis lectores me preguntan cómo no me animo a conquistar el mundo editorial; y yo respondo que no soy capaz de andar el primer paso: relacionarme con la gente… En Aldea no he sido afortunado en este sentido.
En segundo lugar, temo la transformación que se operaría en mi alma si de golpe y porrazo mi alter ego se aupara a las cumbres que ha conquistado el jardinero de las nubes. Soy una persona humilde por naturaleza, y temo que el telar de mis sueños, de mis pensamientos y de mis inquietudes místicas acusara un fuerte varapalo con la culminación de la meta de las vanidades humanas: el “reconocimiento ajeno”. Ya lo decía un sabio oriental Omar Khayyan (1040-1121): "Cúbrete con el manto de la humildad. Los viandantes no te saludarán, pero oirás cantar en tu corazón todos los ruiseñores del cielo".
Y este canto no es ni más ni menos que la expresión del amor de Dios. El corazón, como instrumento de Dios, es mi principal guía; y por ahora el corazón no me indica que haya llegado la hora de revelar la identidad del jardinero de las nubes.
11.-¿Cuáles serían, para usted, el principal defecto y la principal virtud de los aldeanos?
Mi visión es muy personal, pero yo diría que el principal defecto de los aldeanos, siempre en términos generales, se sustenta en la falta de sinceridad. Semejante carencia trae aparejados muchos otros defectos: la superficialidad, la intolerancia, las murmuraciones, los rencores, el afán de aparentar y aplastar al contrario, los problemas de convivencia, y, lo que me parece más grave, la mentira… En la misma Biblia se nos advierte sobre los peligros de la mentira: “Pero como arasteis maldad y cosechasteis iniquidad, fruto de mentira comeréis” (Os 10, 13). Por otro lado, también me alarma la tendencia que acusamos de regodearnos en los errores y las desgracias del prójimo, en consonancia con lo que dice un proverbio turco: “Cuando el carro se ha roto, muchos os dirán por dónde no se debía pasar”.
En cuanto a la virtud común de los aldeanos que yo pondero por encima de sus otras muchas virtudes, es destacable el inmenso amor que manifiestan hacia su patria chica. ¡Qué tendrá Aldea que siempre convoca a sus hijos desde apartados lugares! Amamos mucho esta tierra, con un amor que en ocasiones nos cuesta comprender. Por esta razón, la estirpe aldeana lleva en sí el germen de la grandeza. Y de ahí el motivo por el cual no he podido romper mis vínculos con Aldea.
12.-¿Habría algún motivo por el cual desvelaría usted su identidad?
Jesús de Nazareth decía: “Donde está tu corazón, está tu tesoro”
( Mt 6, 21).
No existe ningún aliciente de lucro o de reconocimiento ajeno que me induzca a revelar mi identidad. Nada que tenga connotaciones mundanas.
En la cuestión del jardinero de las nubes y sus actuaciones, me dejo guiar por el corazón, instrumento y habitáculo del Espíritu Santo. El día que el corazón me diga: “Ha llegado el momento”, entonces consideraré la posibilidad de revelar mi identidad.
Mientras tanto, “que sea lo que Dios quiera” (1 Cr 19, 13).
13.-¿Qué piensa del blog “La Gente Aldeana” y de las críticas que recibe en el foro?
Ya dejé reflejada mi opinión en un artículo que publiqué en este mismo blog.
En términos generales, se trata de un proyecto que aplaudo y que creo sentará época en los anales de Aldea. La información discurre casi al hilo de los acontecimientos, y esto no lo ha conseguido hasta ahora ninguna de las publicaciones que ha habido en Aldea. Es un proyecto en el que deberían participar las gentes de nuestro pueblo con imparcialidad, sin sectarismos ni servilismos. De momento, pienso que el equipo editorial está realizando una excelente labor. Agradezco especialmente la realización de encuestas y la publicación imparcial de la totalidad de los comentarios.
En cuanto a las críticas del foro, pienso yo que se deben a que cunde el rumor de que el blog es un instrumento oculto del equipo de gobierno municipal, para manipular a su favor las opiniones de los aldeanos internautas (que son el principal hilo conductor de todo lo que se cuece en nuestros mundos virtuales)… Yo pienso que no es así, porque de serlo no se me habría brindado la posibilidad de colaborar en este medio, sabiendo que mi postura es en gran medida diametralmente opuesta a la del equipo de gobierno.
14.-¿Cuál es su lugar más querido de Aldea?
Dentro del casco urbano, la plaza de don Pablo Martín Romo (la Cruz), por lo recoleto del lugar y por la impresionante abertura que muestra a los cerros de Poniente. Jamás he contemplado en Aldea puestas de sol tan bellas como desde este lugar. Fue el único rincón de Aldea donde fui feliz en mi infancia. Y nunca me importó y pensé en cuestiones de simbologías. Creo que me costaría un disgusto si alguna vez lo derrumbaran. ¡Con lo sencillo que sería cambiar la controvertida inscripción!
Y en los campos, el techo del depósito de agua de la Higuera, junto a las cimbreantes ramas del eucalipto. ¡Cuántas veces no me habré tumbado allí en momentos de oración y escapada de la realidad! El viento y el perfume de la tierra colmaron mis pulmones, a la vez que mi sensibilidad paisajista.
15.-¿Cuál es o ha sido su profesión?
Entiendo que “profesión” es hacer lo que mejor sabe hacer una persona, aunque no tenga necesariamente que ver con la supervivencia. Aún me pregunto qué es lo que mejor sé hacer, y aún no he encontrado una respuesta terminante.
“Me gano la vida honradamente y procurando aportar lo mejor de mi esfuerzo”, ésta sería mi profesión accesoria. Pero mi profesión vinculante es tratar de servir a Dios y que me enseñe a amar.
Hace muchos años, tuve un gran amigo que se marchó a Escocia. Los dos armonizábamos en nuestro modo de amar a Dios. Su padre era un teólogo de gran mérito. Mi amigo y yo hablábamos los dos solos, porque yo nunca quise integrarme en ninguna asociación religiosa por mi propensión a la soledad. Me abrió la mente a muchas cuestiones de la Biblia, hasta que un día, al cerciorarse de mis incansables lecturas de dicho libro y de la hondura de mis pensamientos místicos, me dijo: “El que parecía alumno resultó ser un gran maestro”. Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida.
Hace unos meses, revolviendo papeles casi olvidados, encontré una vieja carta de mi amigo. Uno de sus párrafos me impactó especialmente, pues parecía como un asomo profético de lo que sería la labor del jardinero de las nubes. Me permito transcribir dicho párrafo, porque menciona Aldea:
"...Me alegro de tu encuentro con el Dios que nunca deja de llamarnos. En fin, qué puedo decirte. No conozco tu pueblo; pero creo que amas a tu gente. Te imagino como un antiguo filósofo enseñando en la plaza. No son buenos tiempos para la fe. Haz lo que puedas, sé tú mismo, sé libre, no te dejes utilizar, sé crítico, no te fíes. Es una pena, pero nuestra tierra es tierra quemada para ciertas cosas. Al final, el gran agujero negro tradicional acaba por atrapar todo lo que pulula por su cuenta. No soy muy optimista respecto a la construcción de una alternativa espiritual cristiana en nuestro país. Tal vez no ha llegado el momento, por ahora, todo se perpetúa clónicamente, y los residuos de disidencia apenas si consiguen sobrevivir, en lo económico y en lo humano. Sirve a Dios lo mejor que puedas y siempre que puedas, abre los ojos a los ciegos que quieran ver. Si hay algún material que pueda serte útil y que yo pueda facilitarte, no dejes de decírmelo...."
Después de leer fragmentos como éste, creo que puedo intuir cuál es mi profesión.
16.-¿Qué cambiaría usted o en que cree que debería cambiar nuestro pueblo para conseguir evitar que cada vez sea más la gente que tiene que irse de él para ganarse la vida?
Yo no soy político, pero en mi opinión como ciudadano creo que Aldea debería promocionar toda cuestión relativa al turismo rural. Tenemos muy buenos materiales pero nefastos constructores. El respeto por la naturaleza y su cuidado es una cuestión de importancia capital, lo mismo que la plantación masiva de árboles.
Pero antes es necesario (y yo lo veo casi imposible) un cambio en la mentalidad aldeana. Urge dejar atrás posturas del tipo “Yo estoy aquí y tú no y hago lo que me sale de…”. Estos rasgos son propiamente medievales, arcaicos, propios de república bananera y suponen un atraso impresionante. Mientras Aldea no resuelva la cuestión de la convivencia, mientras no haya debates constructivos y objetivos comunes, el pueblo difícilmente levantará cabeza.
En definitiva, la política y sus prebendas inherentes están minando lo que sólo se puede levantar por medio de un riguroso ejercicio de convivencia.
Superado este escollo inicial, será el momento de trabajar en bloque y con criterios racionales, aunados y, sobre todo, imparciales. Aldea es un pueblo demasiado pequeño como para permitirse perder energías en antagonismos estériles.
Y aunque sea una afirmación inaudita, opino que los resultados de la democracia son una trampa engañosa para Aldea; a las pruebas me remito. Aldea necesitaría un gobierno de coalición entre sus principales representaciones políticas y una participación equitativa en las tareas del equipo de gobierno.
17.-Ya que entendemos que no vive en Aldea, ¿Cuándo volverá a visitarnos?
En espíritu siempre les estoy visitando; en presencia, más de lo que ustedes se imaginan.
Gracias por la oportunidad que me han brindado, y espero no haberles defraudado.
Un abrazo.
El jardinero de las nubes.