Papeles de mi cuarto.
Facturas viejas, versos olvidados,
sobres vacíos, libros y retratos.
Compañeros de tardes de domingo,
compañeros callados, solitarios.
Me dirijo a vosotros;
oscuros compañeros de mi cuarto.
Sé que no hay palabras,
os estimo y os acepto callados.
Esta tarde, el silencio,
es nuestro compañero.
Es, el gran compañero olvidado.
El silencio, que hoy, apenas lo rompe
el girar de una puerta,
el tic-tac del reloj,
¡y ese tordo tristón del tejado!
D. Valentín Villalón
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