Ya se aproxima Semana Santa, días en que volvemos a encontrarnos con familiares, amigos, personas queridas que por trabajo y/o estudios, no están en nuestro pueblo y que aprovechan estas fechas para volver, días en los que tomar unas cañas en compañía de amigos y familiares y deleitarnos con la gastronomía y postres típicos.
Esto se puede aplicar a cualquier fiesta, sin embargo la Semana Santa, para la mayoría de las personas, es mucho más, es tiempo de reflexión, de meditación, de pensamiento y sentimiento, de impresión al escuchar la palabra de Dios y los relatos evangélicos en los Santos Oficios y su recreación en la “Venta de Judas”, el “Prendimiento”, y las diversas procesiones.
Mientras uno realiza el desfile procesional tiene tiempo de pensar “en sus cosas”, de buscar entre la multitud a alguien especial, de tener presentes a las personas queridas y recordar a aquellos que ya siempre verán las procesiones desde el cielo, de emocionarse al ver los ojos húmedos y enrojecidos de la gente y otros por los que fluye alguna lagrima, donde se intuye la presencia tras las ventanas de sus hogares de personas que guardan luto, por enfermedad o simplemente porque saben de antemano que no podrán contener sus sentimientos al ver pasar a Jesús y a su Madre, escuchando de fondo las melancólicas melodías musicales y toques de corneta. Todo eso y mucho más que cada cual siente en su alma, es la verdadera Semana Santa.
A todos aquellos que nunca han participado activamente en la Semana Santa, les animo a que prueben al menos una vez a salir en alguna de las procesiones, pueden pedir prestada alguna túnica o armadura a familiares, amigos o personas de confianza, para así comprobar lo que se siente y si la experiencia os parece positiva continuar año tras año y de esta forma contribuir a mantener y mejorar nuestras tradiciones.
Fdo. "Aldeano Real".
Esto se puede aplicar a cualquier fiesta, sin embargo la Semana Santa, para la mayoría de las personas, es mucho más, es tiempo de reflexión, de meditación, de pensamiento y sentimiento, de impresión al escuchar la palabra de Dios y los relatos evangélicos en los Santos Oficios y su recreación en la “Venta de Judas”, el “Prendimiento”, y las diversas procesiones.
Mientras uno realiza el desfile procesional tiene tiempo de pensar “en sus cosas”, de buscar entre la multitud a alguien especial, de tener presentes a las personas queridas y recordar a aquellos que ya siempre verán las procesiones desde el cielo, de emocionarse al ver los ojos húmedos y enrojecidos de la gente y otros por los que fluye alguna lagrima, donde se intuye la presencia tras las ventanas de sus hogares de personas que guardan luto, por enfermedad o simplemente porque saben de antemano que no podrán contener sus sentimientos al ver pasar a Jesús y a su Madre, escuchando de fondo las melancólicas melodías musicales y toques de corneta. Todo eso y mucho más que cada cual siente en su alma, es la verdadera Semana Santa.
A todos aquellos que nunca han participado activamente en la Semana Santa, les animo a que prueben al menos una vez a salir en alguna de las procesiones, pueden pedir prestada alguna túnica o armadura a familiares, amigos o personas de confianza, para así comprobar lo que se siente y si la experiencia os parece positiva continuar año tras año y de esta forma contribuir a mantener y mejorar nuestras tradiciones.
Fdo. "Aldeano Real".
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