Esta semana les ofrecemos un poema de gran belleza y de incontestable valor nostálgico. Don Valentín rescata perdidas bellezas de ese lugar que antaño tanto significó y aún significa en nuestros rincones aldeanos. Lugar de aguas y de reuniones llevadas por la mano del trabajo. Lugar del que tanto hemos oído referir.
Gracias, don Valentín, por regalarnos su fuerza evocadora en unos versos de un lirismo conmovedor.
EL PILAR
Fuente de mi pueblo
de aguas siempre limpias,
¡qué sola has quedado,
qué triste tu vida!
Recuerdo como antes
cuando el sol salía
se oían los carros
cargados de mieses,
que hacia aquí venían.
Las claras mañanas,
los atardeceres
y hacia el mediodía,
todas las yuntas
que hacían la trilla
con los trilladores,
en ellas montados
al agua venían.
Todos los caminos
que aquí convergían
eran más alegres
que la misma vida.
Y en todos los árboles
que antes aquí había
formaban los pájaros
gran algarabía.
Las tapias tan blancas,
las aguas tan limpias,...
Todo lo que cerca
de aquí se movía,
estaba contento,
el agua era vida.
Y todas las tardes,
y todos los días,
a llenar los cántaros
contentas y alegres
las mozas venían.
Bajaban en grupos,
en grupos subían.
Luego con los mozos,
en calles y esquinas
cambiaban saludos,
miradas,
o alguna sonrisa.
Cambiaron los tiempos
y cambió la vida.
Las mozas que antes
por agua venían,
hoy ya son mujeres
viejas y enlutadas
de carnes marchitas.
Ya no vienen carros,
ni muías, ni chicos.
Ni se oye la yegua
llamar a la cría.
Ya no se oyen voces,
ni cantos, ni risas.
Ni se ven los mozos
junto a las esquinas.
Los árboles viejos,
sus ramas marchitas.
El Pilar sin agua,
sus tapias caídas.
Todo está desierto.
Todo está sin vida.
VALENTÍN VILLALÓN
Gracias, don Valentín, por regalarnos su fuerza evocadora en unos versos de un lirismo conmovedor.
EL PILAR
Fuente de mi pueblo
de aguas siempre limpias,
¡qué sola has quedado,
qué triste tu vida!
Recuerdo como antes
cuando el sol salía
se oían los carros
cargados de mieses,
que hacia aquí venían.
Las claras mañanas,
los atardeceres
y hacia el mediodía,
todas las yuntas
que hacían la trilla
con los trilladores,
en ellas montados
al agua venían.
Todos los caminos
que aquí convergían
eran más alegres
que la misma vida.
Y en todos los árboles
que antes aquí había
formaban los pájaros
gran algarabía.
Las tapias tan blancas,
las aguas tan limpias,...
Todo lo que cerca
de aquí se movía,
estaba contento,
el agua era vida.
Y todas las tardes,
y todos los días,
a llenar los cántaros
contentas y alegres
las mozas venían.
Bajaban en grupos,
en grupos subían.
Luego con los mozos,
en calles y esquinas
cambiaban saludos,
miradas,
o alguna sonrisa.
Cambiaron los tiempos
y cambió la vida.
Las mozas que antes
por agua venían,
hoy ya son mujeres
viejas y enlutadas
de carnes marchitas.
Ya no vienen carros,
ni muías, ni chicos.
Ni se oye la yegua
llamar a la cría.
Ya no se oyen voces,
ni cantos, ni risas.
Ni se ven los mozos
junto a las esquinas.
Los árboles viejos,
sus ramas marchitas.
El Pilar sin agua,
sus tapias caídas.
Todo está desierto.
Todo está sin vida.
VALENTÍN VILLALÓN
Blog de Poemas de D. Valentín Villalón
http://poemasdevalentinvillalon.blogia.com
El jardinero de las nubes
http://eljardinerodelasnubes.blogspot.com/
3 comentarios:
Es necesario saber estas cosas por la bocade un gran poeta. Muchas gracias
Un aldeano que ha aportado mucho a nuestro pueblo. Lo propongo para hacerle una entrevista y que nos hable del pueblo, de su poesia, del colegio....de lo que el quiera.
Enhorabuena por este ciclo.
Me encanta este ciclo poético de D. Valentin Villalón. Enhorabuena
Publicar un comentario